lunes, 7 de noviembre de 2011

Reparar sueños

Haber dejado caer accidentalmente en sueños un trozo de tarta tiene para mí un significado bastante claro, sobre todo viniendo el regalo de quien venía, nada más y nada menos que de sor Amor, y me he dado cuenta de que en los últimos tiempos he ido perdiendo trozos de tarta también en la vida real, unas veces por desgana, otras por despiste y otras por desconfianza o miedo.

El viernes pasado estaba yo en estas y otras meditaciones cuando tocó y abrió tímidamente mi puerta una novicia recién llegada a la que no había visto aún. Colorada y cabizbaja, me ofreció un pequeño paquete. Una vez lo dejó en mis manos, se marchó tan deprisa que se le volaba el hábito, sin darme tiempo de darle las gracias ni despedirme de ella, ni mucho menos de preguntarle qué era aquello o quién me lo enviaba.

A solas con el paquete en la mano, comencé a abrirlo y apareció una tarjeta con el siguiente mensaje: Espero que esta vez no lo dejes caer al suelo. En el interior había un jugoso pastel, que dejé cuidadosamente sobre la mesa antes de salir corriendo  hacia la celda de sor Amor, pero tuve que correr poco rato porque me estaba esperando en el primer recodo del pasillo. Durante tres días he degustado y compartido con ella ese y otros dulces, atentas ambas a no dejar caer ni una miga.

9 comentarios:

María dijo...

Es que "las diosas" dan toda la felicidad... (y facilidad).

Kika Fumero dijo...

Espero que hayas saboreado hasta las migas!! :-) Un abrazo, guapa!!

María dijo...

¿Has oído hablar de la programación neuro lingüística?

nocheinfinita dijo...

¿Ni unas migas?... Buenooo, me conformo con la imaginación

:-))

Ico dijo...

espero fuera un dulce de yema de esos tan ricos que hacen las monjas teresianas..uhmmm.. qué delicia..¡¡

Siempre suya dijo...

Habría que ver a Sor Hermana correteando por los pasillos del convento.... Pero lo importante es no haber dejado una migaja de tan deliciosos dulces y haber aprovechado hasta el infinito los sabores que ofrecen tan preciadas viandas.
Y es que en nuestros conventos, los olores y los sabores son algo memorable y por todas las hermanas reconocidos.

Jirafas en Gerundio dijo...

¡¡¡AMÉN!!!

Marcela dijo...

Rico, rico, rico ¿con fundamento?

Anónimo dijo...

Me auto-proclamo "Sor Bollo", La hermana RepoStera para probar toooodas las tartas de tus sueños
(Jo, es que estaba a huevo)