Hace ya mucho tiempo que duermo ligero, es un sueño de esos que te hace despertar a cada rato y que te deja la sensación de que has estado despierta mientras realmente estabas dormida. Sabes que has dormido porque es imposible que hayas estado pensando esa sarta de tonterías que vas recordando en los intermedios, mientras vas al baño o te ajustas las sábanas.
Anteanoche, sin ir más lejos, soñé que sor Amor venía por calles y tiendas junto a mí y a otras personas sin rostro. Cuando me acercaba o le hablaba, se giraba, no quería ni verme ni oírme. Durante todo ese tiempo, sor Amor era muy bajita, estaba fea y despeinada, ni su cuerpo ni sus facciones eran las suyas, pero yo sabía que era ella. Tenía un pellizco en el estómago por su fealdad, fea por ignorarme. Al rato, durante el mismo paseo, sor Amor me acompañaba a una tienda de artesanía en la que yo quería comprar una ensaladera gigante para hacer la receta de ensalada que ella me enseñó. Entonces era tan guapa como es en realidad, pero más alta, muy bien vestida con falda, botas, una blusa azul celeste y un pañuelo de colores alrededor del cuello, y yo era casi feliz, no del todo porque recordaba que un rato antes ella había sido fea y tenía miedo de que volviera a transformarse.
Cuñita de jugosa tarta |
En ese punto desperté, aún con ganas de seguir comiendo de la tarta que sor Amor me había dado, con tantas ganas que tuve que pedirle a la hermana portera, que no es de clausura, que saliera a comprarme un trozo de tarta como aquel. Le tuve que explicar cómo era, a qué sabía, cuál era su textura... Volvió con uno bastante parecido y me lo comí con deleite. ¡A tu salud, sor Amor!
11 comentarios:
Eso de que se te caiga la tarta de Sor Amor, no sé lo que me parece.
Bueno, en realidad, sí lo sé. Has hecho muy requetebién en enclausatrarte una temporada, hermana. Para paladear ciertos manjares conviene que las papilas gustativas no guarden recuerdos de otros sabores, sobre todo, de aquellos que dejan un regustillo amargo.
Calma, paz, sosiego, meditación y su poquito de oración, aprte del consabido y conveniente ayuno, harán milagros. Ya lo verás.
Hay que ver qué buenas entendederas tiene la hermana portera, que con una somera descripción supo recrear la tarta de tan delicioso aspecto.
Y es que hay sabores y texturas que únicamente las hermanas del convento reconocen
Estoy con Mármara: hay "retrogustos" (copiando el italiano) amargos de los que debemos desprendernos para volver a saborear con gusto otros manjares. Creo, Sor Ella, que está usted en el lugar adecuado! :-) Un abrazo
Hermana en Lesbos... jajajaja
(re)Bienvenida a mi blog y al monasterio blogueril.
Yo tengo ese dormir ligero y soñar muy pesado... ¡pero nunca sueño con dulces! Jooooolín.
Suscribo palabra por palabra el comentario de Mármara... y te dejo un beso y un abrazo ;)
Cuando Sor Amor se muestra bella y al segundo es fea, cuando tememos que se nos caiga su tarta, cuando sabemos que de un segundo a otro Sor Amor cambia, cuando sentimos una enorme espada de damocles encima de nosotras, cuando disfrutamos de lo bueno con la angustia de la certeza de que lo malo ha de venir...mejor retirarse y si es a un convento de sororidad, mejor que mejor.
Excelente post.
Como si lo viera, sor Ella, que se nos ha puesto morada a chocolate!!!
la hermana Marcelilla ha explicado requetebién lo que yo también quería decir. Y paseos, hermana, paseos. Pasee y contemple.
El sueño es sabio Sor ella, tiene la virtud de contarte lo que está pasando por esa cabecita que reposa en la almohada. Y creo que tú también lo sabes, por eso descansas.
Pues que descanses con la contemplación y la tranquilidad.
Un abrazo.
no crees que está relacionado con el sexo ese sueño, sobre todo el tema de la frustración cuando se cae.. un beso
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